Portada · Reportaje: La soltería y la guerra de sexos en México

Conoce algunas de las claves del desencuentro entre hombres y mujeres que está dejando a su paso solteras, divorcios, posmachos, y, en general,
al amor en la calle del caos.

Es un hecho. Las relaciones amorosas están mutando. Según los expertos, estamos situados en un momento social de cambio a nivel global que genera grandes transformaciones en la manera en la que nos involucramos.

La gran tendencia es la lucha de poder y la discrepancia entre hombres y mujeres que nos lleva a vivir un periodo de guerra fría amorosa, y México no es la excepción, pero lo vivimos a nuestra manera y lo podemos ver día a día. Conocer las causas y las opciones para hacerle frente es una prioridad no sólo para nuestro corazón solitario o confundido, sino para todos como sociedad.

Quizá te estarás preguntando si no se trata de algo pasajero, una invención, una idea exagerada, o de un cliché como los hay tantos, pues nadie ha visto hasta ahorita un ejército de uno y otro género enlistándose para ir al frente. Elisabeth Badinter, la socióloga francesa tiene la respuesta: «la igualdad de los sexos hoy se juega en la esfera privada, en la familia, en la intimidad», y en esos territorios de equilibrar la balanza, hombres y mujeres están apostándolo todo: roles, derechos, esfuerzos, soledades; y ninguno de los dos quiere perder lo que ya tiene o ha logrado.

De reojo, las estadísticas nos muestran que el número de matrimonios civiles va a la baja, aún cuando la población ha aumentado, tan sólo de 2000 a 2011, se redujeron 19.3%, al parecer ya no son los tiempos en que las personas se casan por todas las de la ley. Así es, las bodas de vestido blanco están pasadas de moda.

También hay que ver las cifras de los divorcios, cada vez más a la alza, en el mismo periodo de tiempo se incrementaron 74.3%. Al mismo tiempo que las uniones consensuales.

Por otro lado, es la cosa más común hoy ver a mujeres solas desfilar en las tiendas, en las avenidas, en las ciudades. No a las solteronas, sino a las mujeres que han elegido la soltería como opción de vida.

Sabemos qué le está echando fuego a la hoguera en esta batalla invisible que nos aleja más y más. Te invito a conocer las cuatro claves de esta lucha que no tiene marcha atrás, pero que contra todo pronóstico pesimista, traerá en un futuro generosas y reconfortantes noticias para todos.

Liberadas (y en caos)

Todo tiene un origen y este fue la semilla de este desastre amoroso: provenimos de mamás que, aunque no vivieron en una comuna hippie, sí entraron en el shock de la liberación y de las posturas radicales feministas (ellas la recuerdan como minifaldas y anticonceptivos), suceso que según el director de blog Mujeres del diario español El País, Miguel de Querol, se trató de «la mayor revolución en los roles sexuales de la historia reciente». Y ante esta agitación de ideas y costumbres nadie quedó inmune.

Esto hoy nos parece incluso ajeno, pero es un momento clave en nuestro destino: «las mujeres, asegura la periodista Lydia Cacho en entrevista, no sólo comenzamos a preguntarnos qué significaba ser mujer, cómo queríamos serlo, en qué contextos, qué derechos teníamos y cómo los reclamábamos sino que tomamos espacios de libertad y comenzamos a ver nuestra propia vida mucho más rica, así como nuestra manera de mirar el mundo».

¿Cuál fue el resultado?¿Se trata sólo de tener el mismo derecho a estudiar y trabajar? No, las consecuencias van mucho más allá. Esta puerta que se nos abrió a las mujeres no sólo fue poder llevar jeans sin ser mal vista, en realidad fue tener derecho a elegir lo que desearas, al temible territorio de ser libre, pero sin saber hacia dónde ir ni cómo hacerlo.

Nosotras, las cuarentonas, las treintañeras y veinteañeras somos las primeras generaciones que tomamos por primera vez el control de nuestra vida, pues antes estábamos bajo el control de la familia y del ojo social, y ya no es así, analiza María Antonieta Barragán Lomelí, directora del Centro de Investigación de la S1ingularidad, de la revista S1ngular.

Estas generaciones estamos batallando con la nueva agenda de vida, señala Barragán Lomelí, escritora especializada en periodismo de la intimidad: «conciliar tanta oferta en este menú que se amplió para nosotras, que hoy podemos hacer todo, nos causa ansiedad. No sabemos qué hacer con la libertad. Yo he entrevistado a muchísimas mujeres y me dicen: «Estoy haciendo lo que quiero, pero es muy difícil». ¿Que si hay un caos? ¡Claro que lo hay, por supuesto que sí!».

Hace unos días, en Facebook un amigo periodista agudísimo publicó una frase que se llenó de likes. La verdad es que sólo es un botón de muestra de la esquizofrenia que estamos vivimos las mujeres todos los días: «Revistas femeninas: Portada: Acéptate tal y como eres; página 5: Adelgaza 10 kilos en 2 semanas; página 27: Receta de pastel de chocolate». No dejaron de haber comentarios a favor y en contra. Alma respondió:

—Pues es equilibrada, vivimos en la eterna contradicción, que la mujer acepte que debe hacer ejercicio para seguir comiendo pastel. Es un buen avance, jajaja

Concepción dijo: —Página no incluida: Viva en la frustración. 😯

Empoderadas y vanguardistas

No, no es tu imaginación. Las mujeres están construyendo las tendencias de este país en una operación hormiga. Carlos Welti Chanes es doctor en demografía y autor del libro ¡Qué familia! La familia en México. Encuesta Nacional de Familia, editado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 2015, que forma parte de la colección Los mexicanos vistos por sí mismos.

En entrevista aseguró que las mujeres, además de encargarse de los ancianos, de los niños y del hogar, están siendo «especialmente de la transformación de valores tradicionales que limitan su toma de decisiones de manera independiente. Algo que me resulta chocoso, pero lo menciono: el empoderamiento de las mujeres es un hecho. Cada vez más, el estatus social de las mujeres se está modificando para bien, esto se observa con la participación creciente en la actividad económica más allá del área doméstica, trabajo que ya de por sí es fundamental no sólo para la sobrevivencia sino para el desarrollo de la sociedad».

En su opinión, las mujeres sí tienen claro hacia dónde se dirigen «quieren lograr mejores condiciones para ellas y su núcleo familiar que están dispuestas a formar».

Un ejemplo de esta apuesta femenina fue el uso de anticonceptivos a finales del siglo XX, asegura Welti Chanes, «en una sociedad en que la mayoría de sus cónyuges se oponían a que sus esposas los usaran», lo que contribuyó de manera radical a producir un descenso en el nivel de natalidad en México. La prioridad en las mujeres hoy es avanzar hacia mejores rumbos y en esa loca carrera están echando toda la carne al asador.

Las mujeres lo quieren todo

En México, contrario a lo que sucede en países europeos, las mujeres no han renunciado a la maternidad. «En otros países el porcentaje no rebasa el 30%, pero en México el 90% desea ser madre, bueno no sólo lo desea, lo son, pase lo que pase, esto no ha cambiado», afirma Welti Chanes, decisión que marca el rumbo de nuestros esfuerzos diarios.

Y por si fuera poco dedicarse a la crianza de los hijos, las mujeres estamos en las calles trabajando. ¿Es que nos sobra ambición y somos unas hembras voraces? Olivia Tena, doctora en sociología, opina: «No lo quieren todo por egoístas. Las mujeres suelen ser criticadas por quererlo todo. Quieren ser madres, exitosas, trabajadoras, sí, pero a los hombres jamás se les ha criticado porque ellos siempre lo han querido tener todo y lo han tenido. Han podido ser padres y exitosos al mismo tiempo porque tienen una mujer cuidando a sus hijos, aún cuando su pareja sea una mujer profesionista, ella siempre estará viviendo estas dobles o triples jornadas».

A mi generación le contaron que las mujeres teníamos que hacer todo: la carrera, los hijos y, mientras, trabajar, entonces estamos todas enloquecidas.

Juana Inés Dehesa · Escritora

Barragán Lomelí coincide, tras estudiar estos temas de tendencia durante más de trece años. : «Sí, queremos todo el pastel. Queremos buen sexo, buenas parejas, hijos excelentes, profesiones geniales, ganar bien, buenas amistades y vernos guapas. Privadas siglos y siglos de todo, yo creo que se vale, que los hombres nos tengan paciencia». Lydia Cacho, por su parte afirma «lo que las mujeres quieren hoy es tener muchas vidas».

Los posmachos

La mitad de la historia ha sido contada, las mujeres están empujando el país hacia otro rumbo. ¿Y los hombres? ¿Qué están haciendo los hombres?

El problema del avance femenino es que muchos de ellos se quedaron con las mismas ideas y costumbres que hace hace cincuenta años. Su masculinidad, por supuesto, también está trastocada y en focos rojos.

¿Cómo podemos empatar a la mujer contemporánea que rompe con los esquemas tradicionales con un hombre cuya referencia sobre cómo serlo es la de un macho. Volvamos a ser hombres dice una campaña publicitaria en los autobuses para promocionar un desodorante para caballeros. Un revolucionario mexicano, bigote, sombrero y pistola en mano; y un romano musculoso son los protagonistas del cartel.

La verdadera fotografía del machismo en México es el control de la sexualidad femenina y la violencia contra las mujeres.


Carlos Welti Chanes · Demógrafo

«Yo creo que este es el gran problema del siglo XXI, hay un rezago en los cambios y en la masculinidad», asegura Olivia Tena. Y es que, te pregunto a ti, lectora, ¿quién nos está enseñando no sólo a los hombres, también a las mujeres, cómo debemos ser, cómo debemos comportanos, cómo conquistar al otro, cómo ser mejores parejas?

En ese vacío de roles y marcos de referencia, generado en gran medida por los postulados feministas, asegura la socióloga Badinter, «una gran cantidad de hombres lo que quieren es que las mujeres regresemos a ser lo que éramos antes, y eso es imposible», asegura Lydia Cacho.

La nueva forma de protesta de ellos ante estos cambios es el llamado posmachismo, donde los hombres se pronuncian ajenos al machismo, y al contrario afirman abogar por causas de igualdad, sin embargo, sólo critican y responsabilizan a las mujeres de los problemas como el incremento de los divorcios o la delincuencia juvenil, para poder conservar la tradición que los privilegia y exenta de hacerse responsables. Y hacen como que sí son igualitarios, pero jamás los verás colaborando con su pareja realmente. Otros, como Poncio Pilatos, se lavan las manos, dan media vuelta o se evaden.

Welti Chanes observa que «no es que los hombres se hayan quedado rezagados, quienes avanzaron hacia relaciones de equidad fueron las mujeres». Y no es un tema de villanos o de verdugos, los hombres están perplejos y temen a estas nuevas mujeres. No saben cómo tratarnos, no tienen ninguna referencia para hacerlo. Juan dice «ya no funcionan ni las rosas ni la galantería para conquistar a una mujer. No sé lo que quieren».

«Las mujeres quieren ejercer su libertad, se quieren enamorar, quieren pareja estable, quieren vivir solas, quieren viajar, quieren ser madres, no quieren ser madres, imagínate, ¡el hombre está aterrado! Algunos teóricos afirman que la gran transformación masculina no fue con la mujer, sino con la paternidad, ya hay muchísimos más padres responsables, pero a la hora de la conexión con la mujer, hay un gran desencuentro. Hoy todavía en la pareja, en la cama, las luchas de poder son muy fuertes», asegura Barragán.

Más vale sola, que mal…

La Encuesta Nacional de Familia refleja que las mujeres viven en su día a día esta liberación, caos, empoderamiento, vanguardia, ambición, necesidad y lucha que están viviendo, contra los hombres. También arroja que la tendencia de la soltería va a la alza, y ellas no se salvan de los tres primeros panoramas enumerados antes, también están inmersas en la esquizofrenia, pero si algo han podido decidir es restar la carga de los lazos matrimoniales y su mala reputación, además de apartarse del peso de la autoridad masculina que decida por ellas, ya no quieren tener alguien a quién pedir perdón o permiso, se trata de «mujeres liberadas que no son sumisas y que no tienen planeado abdicar a su propia vida para dedicarla a un hombre en particular», define Lydia Cacho.

«Estamos viviendo ya situaciones inéditas para el contexto más tradicional, por ejemplo, en el pasado, el rango de mujeres de 20 a 24 años, donde la mayoría de mujeres se casaban hoy 1 de cada 4 mujeres se declara en soltería y 1 de cada 4 se declara en unión consensual, aunque yo tengo la sospecha de que dentro de ese porcentaje en realidad hay un alto nivel de mujeres solteras. Sumando estos dos porcentajes, prácticamente la mitad de las mujeres se declaran solteras o en unión consensual», explica Chanes Welti.

María Antonieta, autora del libro Soltería: elección y circunstancia, asegura que hoy la vida ya no se puede contar como antes, esa vieja línea de tiempo de nacer, crecer, casarte y morir está obsoleta. «Lo que está pasando es que ya hay una gran diversidad. Aunque muchas mujeres siguen entrampadas en el amor romántico, ese que nos hace que sigamos cediendo, porque tenemos mucho miedo a que no nos amen», afirma.

Y por otro lado, asegura Olivia Tena, muchas mujeres sí quisieran tener una pareja estable, pero saben que implicaría una renuncia a sus logros laborales.

Las nuevas reglas del amor

La vida de un matrimonio, antes de separarse dura en promedio 13.4 años. Sin embargo, la buena noticia es que están durando dos años más que en el año 2000. ¿Por qué? Este caos está arrojando nuevas enseñanzas: el amor sí tiene hoy un requisitos indispensables: libertad, corresponsabilidad e igualdad. «No nos toca educar hombres adultos, aunque muchas lo hacemos, no hay de otra, lo que sí nos toca es dejar claro que hay otros modelos de masculinidad y feminidad, mientras tanto sólo nos queda tener mucha paciencia», sostiene Lydia Cacho.

Por su parte, María Antonieta opina que las mujeres tenemos que dar un gran salto de inteligencia para poder tratar a los hombres y explicarles lo que necesitamos de ellos sobre nuevas formas de igualdad en el amor, debemos entender que nuestra relación no es una lucha de poder, al contrario puede ser un espacio donde encontremos felicidad.

Afirma que «en el futuro veremos mujeres más libres, más autogestivas, sin tantas telarañas, con estructuras emocionales más equilibradas, tolerantes, con más autoconocimiento, y facilidad de entender que no lo puedes tener todo. En esta época nuestras relaciones amorosas sólo pueden ser un espacio de mucha creatividad donde no puedes dar por sentado nada. El que siga creyendo que es el lugar del confort, la dejadez y un sitio donde otro te resolverá la vida, estará en problemas. Los nuevos acuerdos amorosos son buscar acuerdos y que no te cause sufrimientos».

El feminismo funcionó en un momento en que la mujer fue relegada históricamente de la vida pública; hoy tiene nuevos retos. Uno de ellos es la búsqueda de nuevas rutas donde la mujer pueda convivir con el hombre sin confrontarse, sino construyendo acuerdos con él.

Es cierto que las mujeres lo queremos todo, pero también es cierto que la ambición nos lleva al desequilibrio.

Los hombres no pueden replegarse en el miedo o la evasión, tienen que saber que los necesitamos, que son nuestro complemento y que una lucha de sexos sin propuestas sólo nos puede llevar a un caos estéril y doloroso.

Les comparto la frase de Simone de Beauvoir que dice «El día que la mujer sepa amar por fortaleza y no por debilidad, no para escapar de sí misma sino para encontrarse consigo misma, cuando descubra en el amor una forma de reafirmarse y no como un pretexto para someterse, ese día el amor se convertirá en una fuente de vida.

Este reportaje fue publicado en la revista Fernanda, en la edición de abril 2016.

Lee el reportaje completo aquí: